martes, 17 de junio de 2014

Descartes


Dios

Bajo el nombre de Dios entiendo una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la cual yo mismo y todas las cosas que existen (si existen algunas) han sido creadas y producidas.

Llamamos sustancia al alma y a la materia en tanto que su existencia no tiene necesidad de otra intervención más que de la divina.

Sin embargo, en el proceso lógico de demostración de las sustancias, Dios ocupa el segundo lugar. El primero lo ocupa el cogito. Esto es debido a que, a menos que afirmemos primero la existencia de un sujeto que piensa, no es posible ni siquiera pensar la idea de Dios

Hombre

De acuerdo con Descartes el ser humano es un espíritu en relación con un cuerpo.

El espíritu: Es inmaterial, sus principales atributos son la conciencia de sí mismo y el pensamiento. Se rige de acuerdo con las leyes de la razón y cuenta con una voluntad libre.

El cuerpo: Su principal atributo es la extensión (ocupar un espacio). Es una realidad completamente distinta del espíritu. Sigue las ordenes del espíritu y es la encargada de hacerle a ésta percibir el mundo exterior a través de los cinco sentidos. No piensa, no tiene conciencia de sí ni libre albedrío (se encuentra gobernada por las leyes que afectan a todos los cuerpos).

Conocimiento

Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmobible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.

Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.

Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligo" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?

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